Aviso:
“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR,
ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES),
EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS,
Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

martes, 26 de abril de 2011

Nicolás Eyzagurre Guzmán


CADA VEZ QUE Nicolás Eyzaguirre Guzmán cruzaba desde su oficina de jefe del Departamento de Estudios del Banco Central hacia los servicios higiénicos debía pasar por una galería de espejos. Se iba deteniendo frente a ellos y se miraba de soslayo mientras acomodaba su pelo, su corbata y su ropa. De ida y de regreso de los baños, ocurría siempre lo mismo.
Los funcionarios de la Gerencia de Estudios del instituto emisor lo bautizaron con el mote de “Espejito-Espejito”...
Su actuación en el Banco Central a comienzos de los 90 no fue del todo afortunada. Siendo Jefe de Estudios hostigó y persiguió a Marcel Claude, que era funcionario de Recursos Naturales de esa misma institución- por haber denunciado el crimen ecológico que algunos empresarios estaban ejecutando con los recursos madereros del país. La CORMA (Corporación de la Madera) exigió la cabeza de Marcel Claude y el retiro del patrocinio que el Banco Central otorgaba a ese estudio.
Nicolás Eyzaguirre accedió a ambas peticiones y el año 1994 Marcel Claude fue despedido. Lo que ocurrió después a nuestros bosques nativos es bien conocido. Ni que Atila los hubiese arrasado. Desde el punto de vista político-económico, para amplios sectores progresistas Eyzaguirre es más peligroso que el ministro Andrés Velasco, pues sabe adónde va y de Ricardo Lagos aprendió cómo hacerlo sin despertar resquemores en la masa electoral, en los poderes fácticos, en la gran empresa y en las cúpulas políticas del duopolio binominal.
Don Nicólas Eizaguirre es una figura  importante del escenario político concertacionista gracias a su carisma y a la opinión desmedida con que algunos medios lo han favorecido (y se han favorecido). Simpático, irónico, amigo de responder con patochadas las intervenciones de sus contertulios, demuestra ser buen hijo de la actriz Delfina Guzmán, de quien seguramente heredó la sensibilidad por el arte y el espectáculo. También heredó de sus padres ciertos rasgos clasistas que le resultan duros de combatir, pero que sabe disfrazar mediante sus aires de actor en ciernes. Si el recordado periodista Eugenio Lira Massi estuviese vivo, quizá le habría tildado de “momio de izquierda”, aludiendo a un político supuestamente progresista que no pudo abandonar sus aires e intereses aristocráticos a pesar de los esfuerzos.
Durante toda su vida parece haberle penado la separación de su madre, de quien fue alejado por decisión y maniobras judiciales de su abuela paterna una Edwards- que el año 1958 no perdonó los vaivenes de la libertina adúltera y comunista Delfina.
Siendo ministro de Hacienda, ella tampoco le ayudó mucho con opiniones políticamente inolvidables, como aquella que manifestó ante las cámaras de televisión cuando el ex ministro Carlos Cruz estaba en serios problemas con la jueza Chevesich. ¿Quiénes son estos picantes que andan persiguiendo al caballeroso ministro Cruz que hizo las mejores carreteras del país, preguntó muy suelta de cuerpo la actriz.
En sus años mozos, en plena “dictadura” el joven Nicolás, como miembro de la ACU organización cultural formada desde las Juventudes Comunistas (JJCC) a las que perteneció luego de abandonar la DC en 1971 y la Izquierda Cristiana en 1973-  fue uno de lo9s buenos guitarrista del grupo musical “Aquelarre” y después formó parte de “Santiago del Nuevo Extremo”, pero prontamente derivó hacia la que sería su actividad principal: la economía.
Quizá sin desearlo ni proponérselo logró conformar esa mezcla explosiva que amalgama la política con la música y las cifras. SOCIALISTA CONVERSO A LA FE NEO MERCANTIL Eyzaguirre maneja hábilmente la teoría del materialismo dialéctico, y lo hace mejor incluso que el propio Ricardo Lagos. Le es difícil evitar que de vez en cuando salgan de sus labios expresiones y conceptos pertenecientes a la corriente económica que alguna vez propusieron Marx, Engels y Althusser, expresiones que se difuminan y se ahogan- en las directrices del neo-mercantilismo que viene aplicando y defendiendo desde hace años. Ahí se encuentra el corazón mismo del peligro, ya que logra confundir a muchos con frases e ideas que pueden pasar como conceptos progresistas, pero que no lo son puesto que sólo sirven de manto ideológico para cubrir el cuerpo real del capitalismo salvaje que se aposentó en Chile con permiso de nuevas oligarquías y “demócratas neo-mercantilistas  conversos.
Obviamente, no es el único izquierdista  arrepentido, renovado y reconvertido a una nueva fe. Pero sí es un destacado representante de la economía de mercado, aunque en el fondo de su corazón subyacen algunos de los lineamientos que estructuraron su vida adolescente y de adulto joven. Para paliar esa contradicción, de la que es plenamente consciente, utiliza la ironía que en ocasiones le hace salirse de madre como fue el caso de su respuesta a las protestas de empresarios españoles, hecho que le vistió temporalmente con ropaje de dignidad, atuendo que perdió de inmediato cuando debió negociar con gremios y centrales sindicales, como sucedió frente a la ANEF y a la CUT, organizaciones a las negó siempre sus pretensiones de mejoramiento de la Escala única de Sueldos y de con un salario mínimo decente y ajustado al costo real de las necesidades básicas.
Pero es que don Nicolás tiene su historia también. Hay que recorrer parte de su trayectoria política para aquilatar el tamaño y peso de este referente concertacionista. En marzo del año 1971 en pleno gobierno de Allende- participó junto a Jorge Del Real Armas (cuñado de su padre), en calidad de joven demócrata cristiano, en la franja televisiva del PDC para las elecciones municipales de abril de ese año. Allí afirmó muy orondo- que por culpa de la Unidad Popular la cesantía había escalado al 8,3%...pero a los pocos meses esa misma cesantía descendió al 3,8%, la más baja en la Historia de Chile. No fue su mejor momento, sin duda, pues estaba haciendo una vulgar campañita del terror, como la realizada por su correligionario Andrés Zaldívar en diciembre de 1970.
En julio de 1971 renunció a la DC e ingresó a la Izquierda Cristiana, tienda en la que tuvo un accionar relativamente breve pues muy pronto, en la Sede Norte de la Escuela de Economía de la Universidad de Chile, comenzó a militar en las JJCC. Ese fue su período de menor clasismo, ya que incluso en aquel verano, junto a su hermano Joaquín y a su madre, participó como actor en la brillante, desconocida y muy profética película de Raúl Ruiz, “La expropiación”, que sólo se pudo ver en Chile treinta años después. El golpe de estado lo sorprendió en plena búsqueda ideológica, sin que hubiese amarrado las puntas de una de las teorías que en ese entonces le agradaban, pero que no lo interpretaban ni le resultaban convenientes para sus objetivos personales, como muy bien se percató más tarde.
¿Cuándo abrazó su nueva visión de la economía de mercado libre? Seguramente en Estados Unidos, luego de haber pasado por el doctorado en Economía en la Universidad de Harvard y cuando trabajó en el Fondo Monetario Internacional, en los años 1985 y 1986. Allí su vida experimentó un giro en varios sentidos.
DOBLE ESTANDAR AFLORA CON LUZ PROPIA En el plano político y profesional, Eyzaguirre se maneja con asertiva pericia frente a las cámaras, desguazando críticas y derrumbando desconfianzas ciudadanas. Sus últimas presentaciones en programas de televisión han sido muestras de habilidad y carisma demagógico. Logró minimizar simpáticamente las críticas expresadas por los periodistas, ya que si bien hoy se permite opinar respecto de los cambios económicos necesarios para una mejor distribución del ingreso, mediante su histrionismo intentó deshacerse del lastre que significa no haber hecho mucho a ese respecto durante su gestión ministerial.
Es que en ese entonces el cobre no estaba a tres dólares, dijo cazurramente, erigiéndose en defensor del progresismo y de la justicia social. Pero nada ha dicho en una materia de suyo importante, que bien podría solucionar la mayor parte de los problemas que aquejan hoy a la Concertación y al país, como es el asunto de las ganancias extraordinarias que se llevan las empresas cupríferas privadas, cuyo monto bordea los veinte mil millones de dólares y que dieron por el suelo con la otrora “nacionalización” del metal rojo.
Respecto de la justicia, no olvidemos que el informe Valech hizo lagrimear al entonces ministro de Hacienda frente a los empresarios en Casa Piedra, a quienes confesó que su alma se encogía al recordar a sus amigos asesinados, desaparecidos o torturados por la dictadura. Complejo Nicolás, pero predecible si se conoce su trayectoria, pues realiza con el empresariado el mismo juego que utiliza la Derecha con los gobiernos de la Concertación al definir los límites máximos de gasto no sobrepasables- para la preservación, mantenimiento y desarrollo eficiente del sistema.
Víctima de sus contradicciones y prisionero de sus objetivos, tuvo también un breve entrevero con la inefable Evelyn Matthei quien le tildó de marxista y promotor de la lucha de clases por un estudio que él había propiciado -y citado extensamente en una exposición del Ministerio de Hacienda ante el Senado el año 2005-, el cual se refería a los orígenes de la desigualdad estructural en Chile.
En esa ocasión, Eyzaguirre presentó sin mayores comentarios secciones del estudio ante el Congreso Nacional, pero hoy muy políticamente- ha comenzado a agregar el necesario colofón a esos datos fundacionales de la sociedad chilena, para luego conminar con sutileza a los empresarios a prepararse para cambios impositivos a objeto de afirmar sólidamente el sistema. Algo así como una recomendación a soltar el anillo para no perder la mano. Tal planteamiento lo reafirmó en el reciente congreso de su partido el PPD- al hacer un llamado a la “democracia interna” de esa tienda política a la hora de elegir a sus autoridades, pero omitió cualquier expresión tendiente a producir cambios necesarios y de fondo al sistema que él mismo coadyuvó en mejorar.
Como también tuvo celoso cuidado en no referirse a que la balanza comercial de Chile acumuló en seis meses un superávit histórico de 12.811,5 millones de dólares, pero que de esos miles de millones, el 75% saldrá de Chile por la cuenta de capitales (remesas de utilidades y depreciaciones aceleradas) y sólo el 25% quedará en la economía interna. Eyzaguirre tampoco dijo nada en el congreso del PPD respecto a que al menos la mitad de ese 25%, tanto las AFP`s como el ministro Velasco se encargarán de sacarla del país, como inversiones o depósitos en dólares en el exterior que irán a fortalecer el déficit de Mr. Bush y su gobierno, para así bajar aún más el "riesgo país" de Chile permitiendo a las grandes empresas seguir lucrando a todo trapo en nuestro territorio.
POR FAVORES CONCEDIDOS Como retribución a la obsecuencia y a la defensa de los capitales en juego, una vez que han abandonado los pasillos y oficinas gubernativas, muchos altos dirigentes concertacionistas son premiados por empresas transnacionales con sueldos inimaginables y posibilidades ciertas de regresar prontamente a La Moneda. El caso del Ministro de Obras Públicas del gobierno de Lagos, el PS y ex MAPU-OC, Jaime Estévez, es paradigmático, pues antes de ser llamado a esa cartera ministerial había ocupado la más alta gerencia en el Banco Estado (él cambió la razón social de la añosa institución bancaria por una más acorde con la idea de libre empresa), y pocos días después del 11 de marzo del 2006 estaba instalado en la presidencia de ENDESA, empresa transnacional cuya principal contraparte sobre todo en asuntos de aguas- es el mismo Ministerio de Obras Públicas.
En cualquier país civilizado el señor Estévez estaría procesado por tráfico de influencias y negociación incompatible. En cualquier país, menos en Chile. Todo ello provoca envidia a los más conspicuos líderes de la derecha, quienes perdieron no sólo la batuta sino también la brújula y los pitutos en el exterior, aunque algunos se encuentran en altos cargos de empresas locales en manos de gente de la Concertación.
El empresariado, que sabe todo respecto de conveniencias económicas, hace tiempo ya que optó por apoyar sin condiciones a sus socios izquierdistas , pues estos se graduaron como excelentes mayordomos del neo-mercantilismo globalista y son los mejores escudos democráticos que posee el capital  monopolista(extranjero y criollo) para defender sus intereses ante cualquier intento de modificar lo que han alcanzado en los años de gobiernos concertacionistas.
EL PAÍS QUE EYZAGUIRRE SUEÑA
El verdadero proyecto de país que encandila a Eyzaguirre es la socialdemocracia a la escandinava, pero aplicando las técnicas de Harvard, es decir, un neo-mercantilismo con incrustaciones keynesianas y con una política democrática liberal, lo que no deja de constituir una sociedad capitalista y burguesa en términos sociales (asunto de principal orden para don Nicolás).
En síntesis, al ex DC, ex IC, ex JJCC y hoy PPD Nicolás Eyzaguirre Guzmán le interesa desarrollar en Chile un capitalismo  corporativista en serio, intentando que este no sea del todo feroz e insensible con las masas trabajadoras, como ya lo descubrió Henry Ford hace noventa años. Por ello salió prontamente a discutirle a Andrés Velasco la idea del gobierno bacheletista, el que pretende tranquilizar a la población usando la exigua cantidad de cien dólares al año por persona como gran política social. Eyzaguirre sabe que se requiere seis o siete veces esa cantidad para hacer política en serio sin poner en riesgo las actuales estructuras económicas. Sus pequeñas pataletas contra los empresarios encuentran explicación en el hecho de que es consciente de que éstos deberían “entregar al menos el anillo” para no perder las granjerías y sufrir el derrumbe del andamiaje o tener que soportar el regreso de aventuras dictatoriales. Este último es precisamente el tipo de gobierno que Eyzaguirre no quiere para un país que ya fue entregado dócil y “democráticamente”- a los dictámenes neo-mercantilistas  que él, y otros como él, aprendieron en las universidades norteamericanas y en los salones de organismos económicos supranacionales.
Don Nicolás anhela para Chile un capitalismo “corporativisdta”, pero sin las llagas sociales que lo caracterizan. Compleja contradicción, pues él también es uno de los responsables directos de la actual situación de mala distribución económica, ausencia de justicia laboral y chipe libre para el empresariado monopolista, nacional e internacional que hace de las suyas, a tomo y lomo, en nuestro país de las mano con el Estado




Nota: 

Eyzaguirre "rostro": ahora presenta libro de Evelyn Matthei y Fernando Prieto

Luego de que fuera el encargado de presentar el libro del Gobierno "Chile sueña el Bicentenario", ahora el ex ministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre será "rostro" nuevamente. El lunes será orador en el lanzamiento del libro de la senadora UDI Evelyn Matthei y del empresario Fernando Prieto, "Chile en un Mundo sin Fronteras", 

jueves, 21 de abril de 2011

“La cantidad de apellidos de la familia concertacionista que se repiten en puestos de confianza en el gobierno”



Patricio Navia

Después de casi dos décadas en el poder, muchos en la Concertación inevitablemente han caído en la práctica de administrar el aparato del Estado como patrimonio familiar. La cantidad de apellidos de la familia concertacionista que se repiten en puestos de confianza en el gobierno y en cargos que debiesen haber sido llenados en forma competitiva y meritocrática, es impresentable. Hijos, padres, hermanos y primos de líderes oficialistas están sobrerrepresentados. Los apellidos se repiten con preocupante y cuestionable frecuencia también en las becas Presidente de la República y en muchos contratos de asignación discrecional para estudios en el extranjero. La familia concertacionista parece creer que el Estado son ellos.
La consolidación democrática y el fortalecimiento de la sociedad civil, asociado con mayores demandas por transparencia y una creciente presión por convertir el principio de igualdad de oportunidades en una realidad concreta, nos obliga a abordar de frente y sin tapujos el problema de los pitutos al momento de conseguir empleo público y de postular a recursos fiscales, sean becas para estudios en el extranjero o proyectos concursables financiados por el Estado. Algunos alegarán que el ‘pituto’ es una práctica nacional enraizada en la sociedad chilena. Pero así como Chile fue capaz de transformarse para adoptar políticas de libre mercado más competitivas, también debe extirpar de raíz la práctica del pituto y del nepotismo en el sector público. Por cierto, es saludable que el nepotismo sea erradicado también en el sector privado. Pero un empresario que contrata a un pariente inútil paga costos con la competencia . En el sector público, en cambio, la ausencia de competencia en los servicios que entrega el Estado hace que el pituto no tenga costos frente a los competidores.
El caso Dávalos Tomemos un caso concreto y simbólico de lo que implica ser parte de la familia concertacionista. Sebastián Dávalos Bachelet es el hijo mayor de la Presidenta Michelle Bachelet. Actualmente es funcionario de la Dirección de Comercio Exterior (Direcon) del Ministerio de Relaciones Exteriores. En una reciente entrevista, Dávalos señaló que “me da lata asumir que no se valoren las capacidades. La otra vez leí un artículo sobre las redes familiares en las contrataciones del gobierno. Y en la foto principal aparecía yo. Entré a trabajar a la Cancillería antes de que asumiera este gobierno…. No se miden las capacidades, sino que se dice que uno está aquí porque es ‘hijo de’”.
Pero la realidad es distinta. Después de un regular desempeño en la Prueba de Aptitud Académica, entró a estudiar “Ingeniería Comercial y Administración Pública antes de decidirse por Ciencias Políticas”. Terminó sus estudios en la Universidad Central, comenzó a hacer una práctica pagada ($250 mil al mes) en Direcon a comienzos de 2005. Luego de titularse, entró como funcionario a la misma repartición, donde se desempeña hoy y desde donde reclama por haberse convertido en el símbolo del tráfico de influencias. Si bien entró a trabajar antes de que empezara este gobierno, la candidatura presidencial de su madre era un hecho cuando él fue discrecionalmente seleccionado para realizar una práctica pagada. Otros estudiantes de ciencias políticas con mejor rendimiento académico realizaron prácticas no pagadas junto a él y no fueron seleccionados. Por cierto, la PSU no es el único -ni el mejor- indicador de calidad académica. Muchos estudiantes corrigen falencias de su educación secundaria en la universidad y, cuando se les dan las oportunidades, tienen un desempeño académico notable. Pero ese no fue el caso de Dávalos.
Ahora bien, las preferencias a familiares en puestos de confianza o al momento de otorgar becas de estudio en el exterior provocan dos problemas diferentes. Cuando las personas son favorecidas pese a no tener las credenciales suficientes, el daño que se realiza es mayor. Candidatos mejor calificados quedan fuera, lo que constituye una injusticia. Además, el desempeño de esas personas en sus nuevos cargos o en sus estudios tendrá costos en materia de eficiencia y optimización de los recursos públicos. La utilización de ‘pitutos’ en este tipo de situaciones debiera condenarse ampliamente sin mayor controversia.
Pero supongamos que los favorecidos son tan buenos y meritorios como aquellos que no fueron considerados por no tener los apellidos adecuados. En tal caso, no se produce un daño a la eficiencia ni a la optimización de recursos. Pero si un joven de regular desempeño titulado de una universidad de regular reputación es preferido sobre otras personas de similares condiciones sólo por ser pariente de altos personeros del gobierno, se violenta el principio de igualdad de oportunidades. Aun si el susodicho realiza un excelente trabajo y demuestra que es bueno para la pega, la discriminación inicial no se redime. Aquellos que quedaron fuera por no tener el apellido adecuado también podrían haber hecho un excelente trabajo. No es un problema de eficiencia. Es una cuestión de justicia e igualdad de oportunidades.
No hay empate moral. Esta práctica de preferir a miembros de la familia concertacionista (aún cuando tengan las credenciales requeridas) atenta contra una promesa fundacional de igualdad de oportunidades que hiciera la Concertación.
Chile ha cambiado mucho desde 1990. Los acuerdos de elite que pavimentaron el fin de la dictadura han sido reemplazados por mayores participación, transparencia y exigencias en probidad. Nuestra democracia se ha consolidado. Pero eso también implica que el control de calidad de los procedimientos debe mejorar. Si bien Aylwin, Frei y Lagos escogieron a parientes para puestos de confianza, hoy no podemos aceptar que eso siga ocurriendo.
La Concertación pagará costos cuando se transparenten los nombres de todos los hijos de ministros, senadores, diputados, intendentes y altos personeros políticos que fueron beneficiados con becas Presidente de la República desde 1990 hasta hoy. Es cierto que eso también pasaba en el gobierno militar. Pero en dictadura se violaban los derechos humanos y no había rendición de cuentas. Aunque la transparencia bien debiera desnudar también a todos los beneficiados con pitutos en gobiernos anteriores, el empate moral no corresponde.
El caso de Dávalos Bachelet ciertamente no es el único. Ricardo Lagos Weber, el ministro vocero de gobierno hizo brillante carrera en Direcon, pero fue inicialmente contratado en forma discrecional cuando su padre era ministro de Educación. El hijo del ministro de relaciones exteriores, Alex Foxley ha desempeñado puestos de confianza -nunca por concursos competitivos- en varios gobiernos de la Concertación en Washington. La larga lista de la familia concertacionista que cobra sueldos en el sector público y que han estudiado en el extranjero financiados con dineros de los impuestos de todos los chilenos subraya la creciente percepción que la Concertación administra el Estado como un feudo familiar

La Tercera, febrero 25, 2007  
.Fuente

El hijo apitutado de la Presidenta Bachelet



En una entrevista aparecida en El Sabado de El Mercurio (17 de febrero de 2007), Sebastian Dávalos, el hijo de 28 años de la Presidenta Bachelet, demuestra como la Concertación ampara las peores prácticas de nepotismo.  Dávalos Bachelet dice:

"Lo que más me da lata asumir es que no se valoren las capacidades. La otra vez leí un artículo sobre las redes familiares en las contrataciones del Gobierno. Y en la foto principal aparecía yo. Entré a trabajar a la Cancillería antes de que asumiera este Gobierno. ¿Qué hago, entonces? ¿Qué opciones me quedan? ¿Renunciar? ¿Dedicarme al mundo privado? Y aunque así fuera, allí va a pasar lo mismo, van a decir que hay tráfico de influencias. No se miden las capacidades, sino que se dice que uno está aquí porque es 'hijo de"'.


Pues bien, let's set the record straight. Dávalos Bachelet obtuvo su título de administración pública y ciencia política en la Universidad Central (que no es una buena universidad en ciencia política). Fue un alumno mediocre en una universidad poco exigente. Y a diferencia de muchos que estudian en La Central por problemas de plata o porque fueron a colegios donde no tuvieron buena preparación para la PSU (PAA), Dávalos fue a la Central porque nunca fue demasiado estudioso. Comprensiblemente, Dávalos omite esos temas en su entrevista.


Dávalos Bachelet entró a DIRECON (la oficina de comercio internacional de Cancilleria) a hacer su práctica pagada en el año 2005 (250 mil pesos al mes, 500 dólares), cuando su madre era precandidata presidencial e iba primero en las encuestas. Por cierto, la mayoría de los alumnos de ciencia política del país no hacen prácticas donde reciben 250 mil pesos como pago. Es más, al menos una alumna de ciencia política de la Universidad Católica (excelentes notas) que hizo su práctica en DIRECON junto a Dávalos recibió pagos de 50 mil pesos al mes.  Dávalos quedó trabajando en DIRECON después de hacer su práctica unos pocos meses antes que su madre fuera presidenta.


Como profesor de ciencia política en la Universidad Diego Portales, puedo atestiguar con seriedad que Dávalos recibió un trato especial en DIRECON precisamente por ser hijo de la candidata presidencial de la Concertación. Si se hubiera llamado Sebastián Pérez González y no fuera hijo de nadie, jamás hubiera entrado a hacer la práctica en DIRECON y mucho menos estaría trabajando ahí ahora. En cambio, le pasaría lo mismo que a la mayoría de los titulados de administración pública y ciencia política de la Universidad Central. Pegas malas, cuando hay pega. Claro, hay excepciones, otros igualmente apitutados que Dávalos Bachelet. Pero vaya que resulta difícil demostrar las capacidades a la hora de conseguir pega para alguien que estudió en la Central debido a sus carencias económicas o a la deficiente educación primaria o secundaria.


Al dar entrevista a El Sábado, Dávalos se somete voluntariamente al escrutinio público. Ahora, que se aguante. Apitutado, intelectualmente mediocre y además haciendo declaraciones engañosas. Si a la burocracia pública entraran los mejores, por mérito y no por pituto, Davalos jamás hubiera entrado a DIRECON. Dávalos, el hijo de la presidenta que, cuando era candidata, prometió gobernar con los y las mejores (ella prometiendo, y su hijo conseguiendo pega por pituto).


Pato Navia
(P.D.  Y sería hora que El Mercurio se animara a usar la revista para preguntar cosas de verdad y no como un espacio de publireportaje).
Para ir a la entrevista de El Mercurio:
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Sábado 17 de Febrero de 2007

SEBASTIÁN DÁVALOS, HIJO DE MICHELLE BACHELET 
Los costos del poder 

Masón, socialista y metalero, el cientista político ha sido un importante asesor en las negociaciones de libre comercio con los países asiáticos. A casi un año del gobierno de su madre, él hace su propio balance, revela sus planes de matrimonio y habla del duro aprendizaje que ha asumido por ser un bachelet.
Por Gazi Jalil F.

Si no fuera por el caos del transporte público, se diría que sopla un aire pueblerino en la capital. Santiago en febrero se transforma en una ciudad agradable, sin exceso de tráfico ni gente ni ruido ni malas caras.

Sebastián Dávalos (28 años, soltero) está sentado en un café del centro, el mismo en el que hace un par de años su madre, Michelle Bachelet, se juntó con Soledad Alvear cuando ambas eran precandidatas.

Las personas caminan alrededor sin apuro: nadie grita, nadie corre y no ha sido necesario esperar para conseguir una mesa en este local. Dávalos mira fijo, con cierta desconfianza. No le gustan los periodistas y casi nunca da entrevistas. Prefiere pasar inadvertido, no dar motivos para que alguien diga algo de él y vivir tranquilo, anónimo y feliz, sin que lo fotografíen en el estadio o en el recital de Shakira junto a su polola, ni que cuestionen que trabaje en la Dirección Económica de la Cancillería (Direcon).

Pide un express doble y saca una cajetilla de Phillips Morris.

–¿Qué tan pesado es ser hijo de la Presidenta?

–Depende mucho de la madurez que uno tenga cuando eso ocurra. A mí, por suerte, me tocó en un buen momento. Y lo que me faltaba por madurar, lo hice durante la campaña presidencial, que me curtió rápido para lo que iba a venir después. Fueron unas clases intensivas para poder afrontar esto.

Su oficina está a pocos metros de aquí, en el piso 11 de lo que fuera el lujoso Hotel Carrera, y por su escritorio han pasado los estudios para los Tratados de Libre Comercio con Japón, China, Tailandia, Vietnam y Malasia.

"Lo que más me da lata asumir es que no se valoren las capacidades. La otra vez leí un artículo sobre las redes familiares en las contrataciones del Gobierno. Y en la foto principal aparecía yo. Entré a trabajar a la Cancillería antes de que asumiera este Gobierno. ¿Qué hago, entonces? ¿Qué opciones me quedan? ¿Renunciar? ¿Dedicarme al mundo privado? Y aunque así fuera, allí va a pasar lo mismo, van a decir que hay tráfico de influencias. No se miden las capacidades, sino que se dice que uno está aquí porque es 'hijo de"'. Dávalos prefiere ni mencionar al diputado Nicolás Monckeberg, quien lo ha acusado de irregularidades en su práctica profesional en la cancillería.

Nacido en Leipzig, Alemania Oriental -mientras sus padres estaban en el exilio-, llegó a Chile con apenas ocho meses de vida. Estudió en un colegio de La Reina, y tuvo un breve paso por Ingeniería Comercial y Administración Pública antes de decidirse por Ciencias Políticas.

En 1985 sus padres se separaron y desde entonces vive con su madre. "A mi papá –dice- lo veo más o menos una vez a la semana. Él vive en Algarrobo, pero cuando viene a Santiago me llama, nos juntamos a almorzar, nos tomamos un café. Tengo buena relación con él".

Dávalos usa un aro en cada oreja: antes usaba siete en la izquierda y cinco en la derecha, tenía el pelo largo, se ponía chaquetas con nombres de grupos de rock metálico en la espalda e iba a recitales de Helloween, Iron Maiden y Rhapsody. "A mi abuela no le gustaban los aros y mi madre pensaba que eran temporales, una etapa de la vida. El 98 me los saqué casi todos, me corté el pelo y boté casi todas las poleras, porque estaban roñosas, pero las chaquetas las tengo guardadas".

Hasta hace poco viajaba regularmente a Asia para asesorar acuerdos comerciales y ahora tiene planes de casarse el próximo año e irse a estudiar Políticas Públicas y Organismos Internacionales a la Universidad de Georgetown, en Washington, la ciudad donde quiere formar su propia familia. Sin embargo, echa mano a una frase para explicar que, en verdad, no ha cambiado tanto como parece: "Un corazón metalero, es difícil que deje de serlo".

"voy a estar siempre en el ojo del huracán"

–Desde que su madre asumió como Presidenta, ¿con qué ha tenido que aprender a lidiar?

–Principalmente con una oposición poco constructiva, que no tiene asco ni empacho en atacar, provocar daño a la gente. Me toca a mí, a mis hermanas, a los hijos de los políticos. Independientemente de que el hijo de la ministra de Defensa (imputado por robo en un departamento) sea culpable o no, la derecha lo va a aportillar.

–Pero algo similar ha pasado con el hijo de María Angélica Cristi, acusado de supuesto tráfico de drogas...

–Hay una pequeña diferencia con la diputada: no veo que la Concertación se centre en ese tipo de cuestiones, como lo hace la oposición. A Lavín le dieron porque lo consideraban mal alcalde, pero nadie le dio porque su hijo tuvo un accidente de tránsito. En la derecha, en cambio, hacen mofa, se ríen. Cuando la Pancha (su hermana) chocó, Piñera dijo que ahora sus hijos podían chocar y que no les podían decir nada. No lo hemos conversado, pero creo que para ella tuvo que haber sido muy fuerte ese episodio, porque no esperaba toda la batahola que se armó a su alrededor.

"No hay un ataque a las ideas ni a las cuestiones de fondo –prosigue-. Pero he tenido que aprender a vivir con eso, a saber que voy a estar siempre en el ojo del huracán y que cualquier error que cometa va a ser portada. Y cuando eso ocurra va a aparecer un montón de políticos para aprovechar la oportunidad, no para atacarme directamente a mí, sino que a la Presidenta por ser una mala madre o qué se yo".

–¿Tiene asumido ese costo?

–Totalmente.

–Lo mismo le ocurrió al principio a Lagos Weber...

–Le debe haber pasado. Pero él llegó bastante mayor que yo al poder y tenía más diplomas bajo el brazo. Una vez, hablando de nepotismo en la tele, la senadora Matthei dijo que a Lagos Weber le pagaban muy poco para la calidad de profesional que era. Somos muy diferentes los dos, pero me gustaría que me pasara lo mismo que a él. Más allá de que él pueda tener un buen manejo o no, también pasa por cuánto lo atacan desde afuera. Yo podré ser de muy bajo perfil, pero si te quieren dar como bombo en fiesta, te dan.

–¿Cuál es la diferencia entre usted y Lagos Weber?

–Fue mi jefe en la Direcon. Él es un gran tecnócrata, en el buen sentido de la palabra, y está a kilómetros de distancia por encima mío. No es que lo admire, pero tengo claro que él tiene más años de experiencia. Yo recién estoy en un proceso de formación profesional. Es imposible compararse con él. Además, no quiero convertirme en un tecnócrata.

"No participo para nada en el PS"

Dávalos tiene sus lentes oscuros sobre su la cabeza. Explica que le tiene fobia a la luz y no sólo eso: es extremadamente sensible a los olores, así que evita lugares como el cine, "porque no soporto el olor a cabritas, me produce asco". También evita el mercado, algunos restaurantes sin extractores y no tiene un buen recuerdo de los países asiáticos menos desarrollados, dice. "Y debo subir a aviones más de lo que yo quisiera. Con el aire acondicionado se me reseca la nariz, paso congestionado todo el viaje, no puedo respirar. No disfruto para nada el trayecto, así que trato de concentrarme en libros, papeles que reviso y la película que dan. Intento dormir, pero no puedo".

Directo, de personalidad fuerte y, a veces, hasta aplastante, dice que le gusta Chile, pero no los chilenos. "Lo que más me desagrada es la actitud pesimista y chaquetera de la gente. Es un problema cultural arraigado que no nos permite ser un país más desarrollado. Me carga que todo lo encuentren malo. Por eso no somos felices".

"Otra cosa que me carga de los chilenos –insiste- es que les falta mundo. En los últimos años han podido salir más, conocer otras realidades, pero hace cinco o diez años les faltaba mucho mundo, incluso a los que habían viajado. Recuerdo haber pasado vergüenzas afuera con chilenos".

Dávalos practica kung fu, lee con devoción a Paul Auster y Tom Sharpe y está inscrito en el PS, aunque admite que su militancia es un dato sin importancia: "No participo para nada en el PS, no me interesa. En términos generales, no me gusta cómo funcionan los partidos en Chile, la ambición, la traición de valores, las peleas...".

–¿Cuál cree que ha sido el mejor gobierno de la Concertación?

–No voy a contar éste, que aún no lleva nada. Pero a mí me gustó mucho el de Ricardo Lagos.

–Muchos piensan que Michelle Bachelet está pagando los errores de Lagos...

–Puede ser, pero es algo que uno no puede tener claro. Creo que Lagos está pagando más platos rotos de los que debiera pagar, porque detrás hay otra cosa: hay un montón de partidos que tienen un miedo horrible de que él mantenga la misma imagen con la que salió del gobierno, porque eso quiere decir que él va a ser el próximo Presidente de Chile.

–¿Usted cree que Lagos debiera hablar y dar explicaciones?

–Pienso que si hablara, estaría legitimando todas las críticas que se están haciendo en torno a él, estaría reconociendo que tiene la culpa de algo.

"Hay cosas que ahora prefiero no hacer"

Es el único de su oficina que no está de vacaciones. Las va a tomar en invierno para viajar al hemisferio norte. Asegura que no le gusta Caburgua –"soy muy citadino, y eso de no tener electricidad me desespera un poco"– ni Cerro Castillo, porque "me incomoda la situación en la que uno está, en la que todo el mundo tenga que atenderte como si fueras un príncipe".

–Desde que Michelle Bachelet asumió en La Moneda, ¿hay tiempo para la convivencia familiar?

–Desde que es ministra que la vida familiar siempre ha sido más reducida. Ella ya tenía una agenda híper ocupada en Salud y en Defensa. Pero nos juntamos los fines de semana.

–Usted sigue viviendo con su madre. ¿Por qué?

–Me voy a cambiar luego, pero continúo allí por una cuestión netamente económica. En términos reales, no me conviene vivir solo y mantener una casa que no voy a ocupar, que iría únicamente a dormir.

Fuma harto y el señor de la traqueotomía que está en la cajetilla no le produce nada. "Había dejado de fumar en 2005 y volví durante la campaña presidencial por la ansiedad. Pero vuelvo a dejar el cigarro en marzo. Y si dejo de fumar, dejo de fumar".

–¿La gente ha cambiado hacia usted? ¿Hay otro trato por ser quién es?

–Quienes han estado alrededor mío hace años, siguen igual. Puede que estén un poco más preocupados, en el sentido que sienten que tienen que cuidarme. Donde cambia notoriamente es con los conocidos. Algunos conocidos se llenan la boca con uno, dicen que son amigos míos. Y también están los aprovechadores que buscan ventaja, que me mandan currículos o que me piden que los ayude con tal pega, como si yo tuviera mucha capacidad para decidir. Y si la tuviera, tampoco les haría el favor.

–¿Siente que ahora debe mantener un comportamiento distinto?

–Comportarme mejor, no. Pero trato de evitarme problemas y hay cosas que ahora prefiero no hacer. Por ejemplo, evito ir a las discotecas, porque no me haría ninguna gracia que me sacaran una foto al lado de un personaje farandulero y que inventaran una historia alrededor de eso. Es una cuestión de imagen que también he tenido que aprender.

"Tengo alma de milico"

Sebastián Dávalos no conoció a su abuelo, el general de la Fach Alberto Bachelet, detenido tras el golpe militar y fallecido de un infarto cardíaco en la Cárcel Pública en 1974. Pero, si se mira bien, Dávalos tiene mucho de él. "Creo ser una persona que transa muy poco con los valores de la equidad y la justicia. En todas las acciones que a mí me chocan y me parecen injustas, trato de actuar".

–¿Un justiciero?

–Me gustaría ser una especie de justiciero, pero no se puede –ríe–. Mira, me molesta mucho la gente que no respeta las leyes del tránsito. Si existiera una especie de policía civil que pudiera sacar partes, yo lo haría. Tengo alma de milico.

Esa última frase, "tengo alma de milico", la repetirá varias veces en esta entrevista. Lo hace, por ejemplo, cuando habla de su afición al paintball. Juega en Noviciado, su tropa se llama Vizcachas, su nombre de combate es Diezzel y luce varias heridas de guerra, que no son más que moretones producto de los impactos de las bolas de pintura en el cuerpo. "Siempre me ha gustado la cuestión militar", reconoce.

A diferencia de muchos de su generación con una historia similar a la suya, Dávalos no tiene problemas en reconocer que no guarda rencor contra el Ejército y que la muerte de Pinochet no le provocó ningún sentimiento de alegría.

"Me sorprendió. Nada más. Pero me habría gustado que no tocara en este gobierno –ríe–. Me acuerdo que ese día me llamó un periodista para preguntarme si había destapado champaña, ¡pero cómo se le ocurre que iba a hacer eso porque se muere alguien! Pinochet podría haber sido todo lo malvado que uno crea, pero no tanto como para desearle la muerte. Lo único que yo deseaba era justicia. Me dio lata que se muriera sin que haya sido juzgado, y eso habla muy mal de Chile".

Tal como en su tiempo lo fue el general Bachelet, Dávalos pertenece a la masonería: "En las cartas que dejó, mi abuelo pone muy claro el sentimiento familiar hacia la masonería. Pese a que lo expulsaron de allí, para él los valores de la logia estaban por sobre las personas que la conducían".

–¿Por qué ingresó?

–La decisión la tomé yo y a la primera persona que le informé fue a mi abuela. Mi mamá me preguntó si estaba seguro, y nada más. Ella me dijo que le parecía muy bien. Cuando me ofrecieron ingresar, no tenía idea, no me interesaba, pero en un momento descubrí que mi búsqueda de la verdad y del yo interior nunca se iba a saciar en el mundo común y corriente. Por más libros que leyera, no iba a encontrar la respuesta que estaba buscando. Y entonces pensé en la opción.








En el "Referente, el mundo según Pato Navia", el cientista político de la Universidad Diego Portales y de la Universidad de Nueva York las emprendió el sábado 17 de febrero contra el hijo de la Primera Mandataria, Sebastián Dávalos.

Bajo el título "El hijo apitutado de la Presidenta Bachelet", Patricio Navia reacciona airadamente ante las declaraciones hechas por el joven de 28 años a la Revista El Sábado.

Dávalos Bachelet -asegura Navia- obtuvo su título de Administración Pública y Ciencia Política en la Universidad Central. "Fue un alumno mediocre en una universidad poco exigente. Y a diferencia de muchos que estudian en la Central por problemas de plata o porque fueron a colegios donde no tuvieron buena preparación para la PSU (PAA), Dávalos fue a la Central porque nunca fue demasiado estudioso. Comprensiblemente, Dávalos omite esos temas en su entrevista".

El cientista político escribe que Dávalos entró a hacer la práctica a la Dirección Económica de la Cancillería (Direcon) en 2005 cuando su madre era precandidata presidencial, que obtuvo un sueldo de 250 mil pesos, en circunstancias que la mayoría de los estudiantes no reciben un pago similar (asegura que una excelente alumna de la UC que también hizo la práctica en la Direcon recibía sólo 50 mil pesos), y que luego quedó trabajando sólo meses antes de que su madre se convirtiera en Presidenta.

"Como profesor de Ciencia Política en la U. Diego Portales -agrega Navia-, puedo atestiguar con seriedad que Dávalos recibió un trato especial en la Direcon precisamente por ser hijo de la candidata presidencial de la Concertación. Si se hubiera llamado Sebastián Pérez González y no fuera hijo de nadie, jamás hubiera entrado a hacer la práctica en la Direcon y menos estaría trabajando ahí ahora".

El cientista político advierte que, al dar la entrevista, Dávalos Bachelet se sometió voluntariamente al escrutinio público. Por tanto, le exige que se aguante, antes de darle el sablazo final: "Apitutado, intelectualmente mediocre y además haciendo declaraciones engañosas. Si a la burocracia pública entraran los mejores, por mérito y no por pituto, Dávalos jamás hubiera entrado a la Direcon".

En el mismo blog, Navia se queja de que en la entrevista no se le formularan preguntas más duras al hijo de Bachelet.

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