Aviso:
“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR,
ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES),
EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS,
Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

miércoles, 16 de marzo de 2011

El Hospital de Talca.

Lun Abr 27, 2009
Cómo es el día a día del recinto donde el viernes murió una niña por sobredosis de morfina:
La realidad a tajo abierto del cuestionado Hospital de Talca Una mujer dio a luz a su quinto hijo, pero había sido operada hace un año para no embarazarse más. Una joven espera que le atiendan dos fracturas por un accidente en auto hace 18 días. A su lado, un hombre con cálculos renales lleva dos días retorcido por el dolor esperando ser operado. Así es la rutina del sanatorio más cuestionado de Chile.


Andrea Sierra El Mercurio 26 de abril de 2009
Desde Talca
"No hay camas, vuelva mañana". Elizabeth no puede creerlo. Asegura que tiene 41 semanas de embarazo, y aunque la matrona le había dado hora para dar a luz el 15 de abril, una semana después nuevamente tiene que volver resignada a su casa con el bolsito con motivos infantiles bajo el brazo.
La razón sigue siendo la misma: no hay espacio para atenderla. Es mediodía del jueves y afuera del Hospital de Talca sólo se oyen lamentos. Carmen, de 42 años, estuvo dos años esperando por una interconsulta para su hijo, de siete. Ayer la llamaron para informarle que hoy finalmente la atenderían. Aprovechando el viaje -pues viene en bus desde San Clemente, a media hora de Talca- cuenta que pasará a visitar a su vecina, que en enero de 2008 fue operada en el mismo hospital para no tener más hijos. Acaba de dar a luz otra vez. "Le dijeron que al parecer la operación no resultó, así que ahora lo harán de nuevo. Ya tiene cinco niños", comenta con una tranquilidad que impacta. A su lado, María Amigo (jubilada por invalidez) abraza a su hija Silvia, que apenas camina, mientras sujeta su cuello ortopédico con evidente dolor.

El 5 de abril tuvo un accidente en auto y fue de urgencia al hospital, pero la enviaron de vuelta a casa, argumentando que no tenía nada. Durante nueve días Silvia lloró y se quejó. La familia, sus dos padres pensionados y el esposo cesante juntaron dinero y la llevaron a la Clínica del Maule, donde un escáner reveló que tenía dos piezas cervicales quebradas. María estaba tan desesperada, que volvió al Hospital de Talca y durante todo un día esperó a algún doctor para pedirle ayuda, pues no tenían más recursos para seguir pagando servicios privados. Aunque no se conocían, el doctor Luis Jaime (que ahora es el director subrogante) la escuchó. Gracias a él, hoy su hija fue atendida por un neurocirujano, una de las especialidades que más escasean en Talca. "Vengo al hospital para morirme"

En urgencia la situación no es mejor. Son las cuatro de la tarde y María Oriana Márquez, que vino de San Javier, lleva casi cinco horas esperando por atención. "Se puede llegar a morir la gente acá, y nadie hace nada", dice con frustración. Un poco más allá, un hombre se retuerce de dolor y se le caen las lágrimas. Su esposa, Rosa, explica que ya han venido tres veces a urgencia en los últimos dos días. "Le dijeron que tiene cálculos renales, pero como no hay espacio para operarlo, le ponen una inyección y lo mandan pa' la casa", dice con rabia. Treinta personas más atiborran la sala de espera. "Me duele el estómago", se queja un joven en las cercanías del recinto asistencial. "Vengo al hospital para morirme de una vez", dice a modo de broma. Tras el intercambio de guaguas, la muerte de cinco recién nacidos por leche contaminada y la muerte de una pequeña por sobredosis de morfina, el miedo se instaló entre los pacientes. "Con todo lo que pasa, hay que ser valiente no más. Da susto traer a los hijos. Uno no sabe si saldrán vivos, pero como no hay otros medios...", opina resignada la señora María, que viene de San Rafael. A golpes con los funcionarios Pero los pacientes no son los únicos que sufren en el Hospital de Talca. "Siento tanta rabia por el sistema; está colapsado", dice Angélica Rodríguez, encargada de controlar a los pacientes que llegan a Urgencia y determinar su estado de gravedad para que luego sean atendidos. Cuenta que como las camas escasean, los boxes de urgencia y las camillas son usados en su mayoría para pacientes hospitalizados que quedan en Urgencia a la espera de un espacio dentro del hospital. Por eso, muchas veces sólo hay una camilla para que el doctor atienda a los recién llegados, lo que genera esperas de hasta seis horas.

"¿Y quién se lleva los malos ratos? La persona que pone la cara; o sea, yo", se responde sola. Claro que cuando se trata de pacientes graves, ella misma se encarga de intentar que les abran un espacio. "Trato de dar lo mejor, pero uno se endurece... Yo ya no sé llorar", confiesa. Los más complicados son los pacientes enfermos, pero sin riesgo vital. "Para las personas queda la sensación de ser pasadas a llevar, que la situación no es equitativa", explica el doctor Héctor Contreras, de la unidad de Emergencia. Y eso genera otro grave conflicto al interior del cuestionado hospital: los altercados entre pacientes y funcionarios. De ello da fe la enfermera Pamela Labarca, quien -en marzo pasado, cuando trabajaba en Oftalmología del Centro de Diagnóstico (CDT) del Hospital de Talca- fue agredida a puños y patadas por una paciente. Esta semana, cuenta ella, otra persona intentó pegarle a un médico porque no atendía a su esposa.

¿Cuál es el problema de fondo? Que en el Hospital de Talca sólo hay capacidad para atender a cuatro de cada diez enfermos que llegan, explica el recién renunciado director del hospital, Patricio Vildósola (ver entrevista). Y son muchos los que quedan fuera si se toma en cuenta que a este recinto son derivados enfermos de los otros 13 centros asistenciales de la Región del Maule. A ello se suma la falta evidente de médicos especialistas, como los que atienden a grandes quemados, que en Talca simplemente no existen, reconoce el nuevo director (s), Luis Jaime. Recién a fines del año pasado llegó un radiólogo. Hay apenas ocho anestesistas, pero se necesitan 16 y cuatro neurocirujanos. Todos para atender a un universo de un millón de personas, comenta Jaime. De hecho -explica- muchos doctores que no son especializados deben cumplir con esas funciones para poder atender a los pacientes. "Cuando te tiran el piño de gente, las posibilidades de errores son todas", asegura Vildósola. Bien lo sabe Orlando Alfaro, uno de los pocos anestesistas del Hospital de Talca. Cuenta que cuando hace turno en urgencias, muchas veces ha debido poner hasta 25 anestesias en una jornada. Y a veces simplemente no da abasto. Es entonces cuando el obstetra toma su lugar y coloca la anestesia peridural a las embarazadas. "Nos sacamos la mugre, hacemos los mejores esfuerzos, pero ¿hasta qué punto podemos dar más?", se pregunta José Aguilar, jefe de Servicio de Orientación Médica y Estadísticas, mientras intenta derivar sin éxito a Santiago o a Concepción a un enfermo con aneurisma.

Patricio Vildósola, el director renunciado, desnuda las causas de la crisis: "Hay capacidad para atender el 40% de los enfermos" -¿Cuáles son los problemas reales al interior del hospital? -Uno es la infraestructura, un hospital del siglo pasado con todo lo que eso implica: desde las cañerías a las luces malas. -¿Qué otros problemas tiene? -En la parte camas no estamos bien. Pero no es una cuestión de catres, porque Farkas podría decir: "Acá les regalo cien camas". Está todo lo otro. Son 540 camas, que aumentarán en 100 más en cuatro años, pero igual no vamos a dar abasto para lo que se requiere. La demanda en salud sobrepasa con creces lo que tenemos. Además, hay que detectar la demanda real, porque una parte es la gente que va a golpear la ventanilla a pedir hora, pero si tú eres pobre y te tienes que operar en el hospital, quizá tengas miles de dificultades para llegar, cuando llegues te encuentres con una enorme fila y cuando logres acceder te des cuenta con que estás en el lugar 20 para ser atendido en tres meses más. Entonces el ambiente que eso genera es "para qué voy a ir al hospital si no hay hora, para qué voy a ir si no hay cardiólogos".

-¿Qué especialistas son escasos? -Hay problemas con horas quirúrgicas para todo tipo de cirugías y en casi todas las especialidades. Eso tiene que ver con que hay una oferta de médicos y horas disponibles para atender a determinado número de pacientes. Y lo que sobra se va a acumulando más de seis meses, más de un año o hasta más de dos años, que es la lista de espera. No es que los colegas no quieran atenderlos, sino que la gente es mucha. -¿Qué pasa en urgencia? -El servicio de urgencia no sólo requiere cupos y boxes para atender, sino médicos que sepan solucionar problemas de urgencia. Somos el hospital que está cerca de la carretera y recibimos derivaciones de 13 hospitales. Si hay un choque o se cae un obrero, necesitamos -como todos los hospitales del mundo- traumatólogos permanentes. Si un niño se cae, se le produce un coágulo en la cabeza y hay que operarlo urgente, necesito un neurocirujano. Ese tipo de recursos es muy escaso. Tenemos traumatólogos, pero no en urgencia. Tenemos neurocirujanos, pero con una cobertura de tres personas para los 7 días. Mientras yo estuve ideamos una solución. -¿Qué cosa? -Comprar servicios con un contrato a todo evento las 24 horas del día a un grupo de neurocirujanos por un monto específico y aterrizado. Planteamos la idea a las autoridades, pero nos dijeron que no se podía. Con los traumatólogos planeábamos lo mismo. Entonces es frustrante. Yo hacía de amateur para administrar una empresa súper complicada, y pasa lo de la chiquita. Entonces me veo en la obligación de renunciar.

-¿Y qué se puede hacer para mejorar las condiciones del hospital? -Me interesa que los expertos en gestión se preocupen de una vez por todas y pongan gente a administrar esta macro empresa, gente de la alta gerencia pública, y que les paguen lo que les tengan que pagar. Por ejemplo, un porcentaje altísimo de las enfermeras están destinadas a hacer administración, porque la ruma de papeles y oficios que pasan por la dirección del hospital y se desparraman es enorme. Una tremenda burocracia. Entonces tienen que dedicarse a eso y no pueden atender a los enfermos. -

¿Este es el peor hospital de Chile? -No sé si el peor, pero tiene problemas. -¿Cuál es la explicación para tantos errores que se han cometido? -La demanda que tiene este hospital es extraordinaria. La región tiene un millón de habitantes y el 80% se atiende por estrato bajo de Fonasa. Todos ellos llegan al hospital. Obviamente que la gente se queja, porque si tienes una oferta para atender cien, pero te llegan diez mil, lo menos que se produce es una frustración del usuario. Dependiendo del nivel cultural, se dan media vuelta y se van. Otros echarán un par de garabatos a algún funcionario y otros agreden. Por el lado de los empleados, la gente ya no quiere ni trabajar, porque dicen: "Yo estoy aquí, tengo capacidad para que pasen 100, pero hay mil afuera. ¿Qué hago?". Entonces la relación funcionario-paciente es perversa, está cargada de frustración, se hace violenta y pasa lo que conocemos. Hay médicos y enfermeras que se enojan, andan de mal genio, gritan, y más encima se les dice que hay que llenar tal documento y certificar cosas.

¿Quiénes han administrado el hospital en los últimos cinco años? Doctores con 20 años en la trinchera. Pero todo el empeño que le pongas no es suficiente, porque ninguno es experto en gestión. Si se quiere resolver esto realmente tiene que entrar la alta gerencia pública a administrar este hospital. Que reconozcan que podemos atender a la mitad de la gente. -¿Qué capacidad real tiene el hospital? -Para atender un 40% de la demanda que recibe. El otro 60% son las listas de espera, las consultas de más de un año, los exámenes de más de un año. Es frustrante

No hay comentarios:

Publicar un comentario